diciembre 5, 2024
  • La empresa desarrolló una solución de tecnología amigable para que cualquier persona pueda reciclar sus envases y generar recompensas por su buena acción

Cd. de México (agencias).- Antes de ser un gurú del reciclaje, el emprendedor Eduardo Bustamante era un buzo preocupado por ver cada vez más basura que peces en el mar. Así es como, hace ocho años, él y su equipo se inspiraron para generar un modelo de negocio que propone una nueva forma de relacionar al consumidor con los envases, latas y empaques de cientos de productos que consume de forma cotidiana.

La premisa detrás de cada Biobox (máquina en la que el usuario ingresa un envase y ésta le genera una recompensa) es premiar a quienes eligen realizar acciones en favor de la Tierra, describe el fundador del proyecto. “Si te preocupas por tener una mejor cuadra, una mejor ciudad y un mejor País, en breve tendrás un mejor planeta”.

“Somos una comunidad que busca mejorar la forma de coexistir con los otros seres vivos. Marcas y clientes juntos a favor del medio ambiente. Esa es la meta”, señala el Co-CEO de la empresa.

Las Biobox cuentan con conectividad permanente a internet, por lo que son monitoreadas todo el tiempo. Cuando el usuario llega a una de las más de 300 máquinas que actualmente se encuentran en operación, inicia una interacción con una pantalla táctil, por lo que se rompe la barrera de comunicación que suele existir entre un ciudadano y el mobiliario urbano de su ciudad.

“Estamos revolucionando la publicidad exterior al ofrecer a las marcas una alternativa sustentable para comunicar sus campañas y dar a conocer sus compromisos ambientales”, comparte Bustamante.

Los usuarios deciden donar el valor de su envase a alguna de las fundaciones u organizaciones o bien, generar recompensas a través de la app Biobox Innovation que cuenta con su propio programa de lealtad, por lo que cada envase o envoltura reciclada equivale a un punto.

Tanto el software como el hardware de las Biobox son fabricados y programados en México, y se han equipado con tecnología para identificar y separar internamente los residuos sólidos reciclables. Cada vez son más materiales los que se reciben; iniciaron con pet y aluminio. En los últimos años agregaron hojalata, popotes y cápsulas de café.

“Durante los últimos meses se hicieron pruebas para recibir envolturas de plástico, también conocidas como flexibles, las cuales ya se pueden reciclar. La pandemia fue una oportunidad para pensar, reflexionar y reinventarnos, por lo que este año recibiremos empaques de distintos plásticos, TetraPack y vipes”, agrega el directivo.

—Recicla, acumula y gana

Al final del proceso, el usuario genera puntos para posteriormente cambiarlos por el pago de servicios —luz, agua, gas–, de entretenimiento —como Netflix, Spotify o Cinépolis–, o bien, para recibir cupones para productos y servicios de las marcas que patrocinan a Biobox.

El reto de Biobox, dice el emprendedor, ha sido conjuntar voluntades y formar esta comunidad consciente. “Recicla, acumula y gana”, esa es la invitación que lanza la empresa a todos los usuarios.

“Necesitamos el apoyo de cuatro jugadores clave: el medio ambiente, por el que trabajan los otros tres, el Gobierno, la Iniciativa Privada y el más importante, la participación de la sociedad”, explica.

El gobierno ha permitido que la empresa cuente con los permisos necesarios para instalar la infraestructura en vía pública —Biobox es parte del Plan Verde de la administración actual en CDMX–.

Por su parte, la iniciativa privada ha sido un detonador del proyecto, al patrocinar las Biobox, que son utilizadas como un medio publicitario que impacta positivamente en el medio ambiente y genera “goodwill” a las marcas que apoyan y se suman a este movimiento.

Finalmente, la forma de incluir a la sociedad ha sido por medio de este programa de recompensas. Estas ideas han permitido que Biobox sea parte de ALOOH, la Asociación Latinoamericana Out Of Home y es el primer medio de publicidad exterior en firmar con la ONU el Pacto Mundial Contra El Calentamiento Global, al estar alineado con varias de las ODS que promueven Las Naciones Unidas. Actualmente, es parte del proceso para ser una empresa reconocida por Endeavor.

Cada Biobox tiene la capacidad de recaudar entre 500 y 600 envases. Entre todas las toneladas que se han acopiado, gracias a la participación ciudadana, se han fabricado calentadores solares, playeras, cobijas, camas de cultivo, juguetes de plástico reciclado y otros artículos de valor como botella por botella.

“El reto principal es integrar a Biobox a la cadena de valor y ser parte de una economía circular al darle trazabilidad a cada envase y envoltura que generan las empresas. El reciclaje es una responsabilidad compartida entre sociedad e iniciativa privada”, destaca el emprendedor Eduardo Bustamante.

Para este año, la firma espera digitalizar todas las máquinas que tiene en operación, así como llevar su modelo disruptivo de negocio a centros comerciales, tiendas de autoservicio y otros espacios indoor. Entre los planes a futuro, destaca el crecimiento internacional, con la llegada a mercados en Chile, Estados Unidos, Madrid, Costa Rica y Panamá.

Para el fundador de Biobox, lo más importante es afrontar los retos que hoy parecen imposibles en el manejo de residuos para convertirlos en una solución al alcance de cualquier usuario. “La pandemia nos deja a todos una reflexión como humanidad: solo tenemos un hogar, al que llamamos Tierra, y nuestro deber es cuidarlo”.

—La estrategia de reciclaje de Essity y Biobox

El reciclaje también es una forma de vencer tabús e imposibles. Así lo ha demostrado Biobox, empresa de estaciones inteligentes para recolección y reciclaje que, además de involucrar a diferentes sectores en la cadena de recuperación de residuos sólidos, también se ha ocupado de innovar y ofrecer soluciones para todo tipo de productos.

Desde hace dos años, Biobox y Essity (que cuenta con las marcas Saba, Tena y Regio) comenzaron una alianza cuyo objetivo parecía difícil de aterrizar: la primera campaña masiva de reciclaje de empaques flexibles, es decir, de aquellas bolsas y envases que envuelven a los productos Essity.

“Para la empresa, era importante contar con un partner que nos ayudara a resolver algunos temas de sustentabilidad, pues la intención era alcanzar un esquema circular para nuestros empaques. Así fue como llegamos con Biobox, con quienes coincidimos en estos Objetivos de Desarrollo Sustentable”, dice Paulina Barragán, gerente senior de Comunicación para Essity Latinoamérica.

Un primer reto estaba en el propio material, el cual no es el más atractivo en los procesos de reciclaje.

“Los rellenos sanitarios están llenos de flexibles, pues pesan tan poco que su valor en el mercado no es atractivo para los acopiadores”, menciona Eduardo Bustamante, Co-CEO de Biobox.

Sin embargo, Essity y Biobox consiguieron ser pioneros en el acopio de estos materiales de forma inteligente, a través de una tecnología pensada para premiar las buenas acciones de la comunidad y no el valor de la envoltura.

—Éxito compartido

Tras una etapa de investigación y desarrollo de tecnología, el equipo de Biobox —que ya recuperaba materiales como PET, aluminio, entre otros– realizó los cambios necesarios en las máquinas recolectoras para pesar con exactitud los envases e identificar aquellos que llegan con algún tipo de residuo adicional.

“Varias empresas nos dijeron que era imposible adaptar nuestra tecnología para recibir flexibles”, recuerda el fundador de la empresa.

“Para nosotros, lo imposible es temporal”. De acuerdo con los estudios y proyecciones que realizaron ambas marcas en conjunto, había un segundo reto que recaía mucho más del lado del consumidor. “Para los usuarios, no es lo mismo llevar a reciclar un empaque de papitas que de un producto de higiene íntimo. Sabíamos que podía haber algún tabú que inhibiera la participación del consumidor y, en consecuencia, dejaran de llevar sus residuos. Los plásticos flexibles son uno de los residuos sólidos reciclables con menor volumen de tratamiento; gracias a la revolución de las Biobox esto está por cambiar, reconoce el ecologista.

Sin embargo, las predicciones fallaron y los usuarios han sido parte de esta responsabilidad y éxito compartido. Durante una primera etapa de trabajo, las Biobox que recibieron productos Essity recolectaron principalmente empaques de Saba (75%), Regio (23%) y Tena (2%).

“Las y los consumidores nos han mostrado que cuentan con una consciencia sobre temas de reciclaje y que buscan alternativas para sus residuos”, dice la directiva de Essity.

Para Bustamante, una lección importante de este caso de éxito ha sido mostrar que el cuidado del medio ambiente se ha posicionado por encima de cualquier prejuicio. Al identificar el entusiasmo del consumidor, las Biobox de Essity fueron acondicionadas para recibir también los empaques de las marcas competidora—aunque solo las que corresponden a Essity generan recompensas–.

“El proyecto trata de ofrecer soluciones medioambientales para todo el público, por eso decidimos no limitar la recepción de empaques por marca”, dice Barragán. Tras las primeras etapas de implementación de las Biobox de Essity, el resultado ha sido más que alentador, de acuerdo con ambas marcas.

“La respuesta es sumamente positiva. Hemos recolectado más de tres toneladas de empaques flexibles para reciclaje”, subraya el Co-CEO de Biobox. Una vez que el público lleva sus empaques a las Biobox, empieza una nueva vida para estos flexibles.

En alianza con Arpema, empresa dedicada al reciclaje de plásticos, los residuos han sido procesados y utilizados para fabricar camas de cultivo. “Estos insumos se donaron a la comunidad de Xochináhuac, en donde Pilar Montaño, socia de Living Companies, y Perla Hidalgo, especialista en responsabilidad social, capacitaron a los vecinos para el cuidado y mejora de espacios públicos que estaban en el abandono y que se convirtieron en huertos urbanos”, explica Bustamante.

En este nuevo jardín urbano los vecinos siembran vegetales como lechuga, zanahoria, chiles, entre otros, por lo que ahora es un espacio recuperado cuya planeación involucró material que la misma sociedad recicló.

Biobox espera que, después de demostrar que el acopio de residuos flexibles es posible, otras empresas y sus consumidores se sumen para generar acciones en favor del medio ambiente.

“Dentro de la estrategia de sustentabilidad de Essity, uno de los pilares es la circularidad, en donde englobamos lo realizado junto con Biobox, como un proyecto que busca reincorporar estos materiales a la cadena y, a largo plazo, formar un ciclo en el que nada se desperdicie”, precisa Barragán.

La directiva de Essity sugiere impulsar alianzas para conseguir estrategias poderosas de sustentabilidad y responsabilidad social, pues no todas las marcas pueden llevar a cabo estas soluciones de forma individual.

“Debemos entender, como marcas, que no podemos quedarnos en respuestas y estrategias básicas en cuanto a sustentabilidad; siempre hay formas de involucrarnos y apoyar al medio ambiente. A veces la mejor opción está fuera de la caja, con empresas que tienen expertos y que resultan los mejores aliados para lograr estos objetivos”, expresa Barragán.

Ambas empresas trabajan en una nueva etapa de la estrategia, en la que se pueda llegar a nuevas ciudades en Latinoamérica, con la intención de motivar la recuperación y reciclaje no solo de materiales flexibles, sino de cualquier residuo sólido.

Con información de Forbes México | Foto: Pixabay

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